martes, junio 17, 2008

El brillo del pin

Esto es algo que sucedió y que nunca comente a mi hermano…si estas leyéndolo Jacob, pues fíjate lo que me enseñaste!!:

Mi hermano trabaja en un restaurant y hace unos días llego con un pin que le dieron por su desempeño. El lo aventó en la mesa y le pregunte: "¿y porque te lo dieron?"- el me dijo- "por ser tan chinguiñas!!!"

El día siguiente vi que lo había dejado en la mesa. Cuando llego de trabajar le pregunte por su pin, el me dijo que ese mismo día todos lo llevaban puesto, y que le preguntaron por que no lo traía. Entonces le pregunte:"¿y que les dijiste?"- y el me dijo algo muy interesante que fue lo que respondió a sus compañeros:

"es que yo solito brillo, nada mas veme trabajar...y con eso"

La verdad me dio pena, por dos muy sencillas razones: la mayoría de las veces estamos buscando que alguien vea lo que hacemos, y es que aunque digamos que no, siempre tratamos de resaltar todo lo que pasa bueno en nuestra vida: oye que crees, que me paso esto, o que crees, me dieron tal premio o me nombraron tal cosa. Creo que primero habría que evaluar si a mi me da gusto lo que hago, si a mi me llena lo que logré, y no me refiero a que sea el trabajo que tenemos el que realmente queríamos o algo así, sino...realmente me complace a mi lo que hago con este puesto o en este lugar? Mi hermano no pidió su reconocimiento, pero llego a merecerlo. Hagámonos merecedores de halagos y de reconocimientos en vez de buscarlos. A mi hermano le complace lo que hace, y mientras el quede satisfecho, pienso que no tiene por que presumir a nadie mas con algo extra, porque las cosas por si mismas resaltan.

También me dio una sacudidita la manera en que se valora a si mismo. Y no quiere decir que mi hermano sea egocéntrico o presumido, sino que hay veces que nos vamos opacando y parece que solo somos sombras cavilantes que pasan de allá para acá y nos consideramos invisibles, que nadie nos nota y que si la tierra nos tragara en este momento ni quien se diera cuenta, pero no, nosotros solitos brillamos, solo que detenemos las actividades que nos hacen brillar.

Antes de esta ocasión había aprendido que nosotros tenemos no solo la libertad sino la obligación de sentirnos bien, y, aunado con esta anécdota del pin, descubrí que a medida que escojamos el sentirnos bien, empezaremos a brillar, y nomas veme vivir, nomas veme actuar...y con eso.

Etiquetas: