sábado, octubre 11, 2008

Fascinación ancestral por la mujer

Exquisitas mujeres que endulzan nuestra existencia con las mieles de sus virtudes al igual que al padre Adán:

…Pero se sorprendió de hallar a Eva adormecida aun. El cabello descompuesto y encendidas sus mejillas, como por el efecto de un sueño desasosegado; e incorporándose medio apoyado sobre su costado, para mejor fijar su amorosisima mirada en aquella hermosura que, dormida o despierta, le enajenaba con sus encantos, blandamente estrecho su mano; y con una voz tan dulce como al de Céfiro cuando acaricia a Flora, murmuro en sus oídos estas palabras:

Despierta, hermosa, alma mía, supremo bien que me otorga el cielo, delicia de mi corazón; despierta: mira que alumbra ya la mañana, que la frescura del campo nos esta llamando, y que desperdiciamos las primicias del día…

John Milton
El paraiso perdido

Etiquetas: